Si los ven de lejos parecen conchas aplastadas, la cubierta de azúcar y canela se cristaliza y queda como la capa de las conchas, ya de cerca, es obvio que se trata de un panecito galletoso: el hijo de un bisquet y una galleta.
Y sí, me encanta describir las cosas como hijos o cruzas o combinaciones de otros goodies…
Mezcla los ingredientes secos en un bowl muy grande.
Mezcla la crema, con vainilla (usa semillas de vainilla) y un huevo.
Mezcla la mantequilla en trozos con los ingredientes secos. Usa un tenedor, dos cuchillos o el aparato cortador de masa (no me sé el nombre técnico) que uso yo.
La idea es formar grumitos con la mantequilla. (También podrías hacerlo pulsando los ingredientes en el procesador de alimentos, pero esto es más divertido).
Agrega los ingredientes húmedos y mezcla sólo hasta formar una masa. (Al principio se ve como migajas humedas, eso es lo que queremos, forma dos discos con esta masa migajosa).
Mientras tanto, mezcla azúcar y canela con un poco más de crema.
Aplasta el disco de masa con un rodillo enharinado y acomoda la mitad de la mezcla sobre cada disco. Aplasta ligeramente para que “pegue” y corta en triángulos.
Acomoda en charolas para hornear (van a crecer, deja espacio entre cada pieza).
Hornea por 15-20 minutos o hasta que estén ligeramente dorados los lados.
Un close-up.
Scones con azúcar y canela
Cubierta de azúcar y canela