Junto con las conchas y la rosca de reyes, se me hace uno de los panes más representativos de México, y en lo personal, el pan de muerto es mi favorito. Esta vez, inspirada por el pan que veo en todas partes, decidí hacerlo en casa y con tiempo y planeación (para dejar la masa descansar y leudar), lo puedes hacer tú también.
Los ingredientes son muy básicos y un poco de jugo de naranja y ralladura le dan su característico sabor al pan. Si lo quieres más perfumado, agrega un poco de agua de azahar o anis.
Haz la masa en la batidora con adaptador de gancho o a mano. De cualquier forma, al final es necesario amasar a mano hasta que quede elástica. En algún punto seguramente verás la masa seca y granosa, sigue mezclando para que quede suave. Al final agrega la ralladura.
Acomoda la masa en una charola engrasada, tápalo con plástico y de preferencia refrigera toda la noche.
Al día siguiente, haz bolitas con la masa (pesa cada una para que queden parejas, 80-100g es un buen tamaño).
Acomoda en charolas y aplasta cada una ligeramente, deja reposar. Mientras tanto, haz los huesitos.
Me cacharon! Esas no son mis manos…
Esto es artesanal, cada vez que hago pan, respeto a los panaderos aún más. ¿cómo les quedan tan perfectos siempre??
Ahora deja leudar hasta que doblen su tamaño. Pon las charolas en el horno apagado o en un lugar calientito en la casa. Puede tardar una hora o un poco más dependiendo del lugar que escojas. Es un paso crucial (yo no esperé tanto como me hubiera gustado, no sean como yo =( ). Después, hornea a 165ºC por 25-35 minutos dependiendo del tamaño de tus panes, o hasta que se empiecen a dorar ligeramente.
Recién salidos del horno, barniza con mantequilla derretida y tapiza de azúcar.
Un close-up, YUM!